El tratamiento de la falta antideportiva
Los entrenadores de baloncesto, y por extensión los jugadores, estamos acostumbrados a los diferentes cambios en el reglamento continuamente. Estos cambios se dan en todos los reglamentos de todas las categorías y siempre para intentar mejorar y evolucionar el juego. De un tiempo a esta parte han sido varios los cambios que han generado una cierta controversia sobre la idoneidad de ellos. Sin ir más lejos podemos encontrar fervientes defensores del famoso paso 0, entre los que me incluyo, y también hay quién está en contra de ello por diferentes razones.
Dicho esto, me gustaría entrar en el tratamiento que se está dando a la FALTA ANTIDEPORTIVA esta temporada, y para ello pienso que habría que diferenciar entre el baloncesto “profesional” y el baloncesto de formación, y muy concretamente el baloncesto en canasta pequeña o mini. Siempre hay que cuidar la deportividad y los buenos valores en nuestro deporte, y en este caso, algo que se implementa con una buena intención parece que no está funcionando según mi punto de vista.
Escribo esto después de escribir un hilo en Twitter sobre este tema y tras llevar un partido de cadete en el que, de nuevo, señalaron antideportiva por IMPEDIR EL AVANCE, y si no me equivoco a eso se le llama defender. Si hay un contacto se señala falta, pero antideportiva por poner el cuerpo y parar la línea de bote me parece absolutamente excesivo. Repito que NO es lo mismo ACB, LEB ORO, LEB PLATA, LF, etc, que un partido de promoción o de formación.
En Cataluña llevamos 4 jornadas de competición en lo que se llama “PROMOCIÓ”, que no es más que la gran mayoría de los equipos de formación que participan en las competiciones de la Federació Catalana de Bàsquetbol. En estas cuatro jornadas he podido observar, tanto en partidos que he estado de espectador como en partidos que he llevado yo mismo, que el criterio para señalar las faltas antideportivas ha cambiado esta temporada. Seguramente busca penalizar y castigar el juego antideportivo y las malas maneras de jugar, y estoy absolutamente de acuerdo en que hay que eliminar ese tipo de juego y de conductas. Siempre he defendido la limpieza en el juego, la buena educación y el dejar fuera de la pista las marrullerías, pero pienso que debemos darle una vuelta a lo que consideramos una falta antideportiva.
Foto: Lourdes Rodríguez.
No encuentro lógico que un partido termine con 6 antideportivas, que en un partido de mini acabe un jugador descalificado por dos antideportivas (tropezar, caer y hacer caer a un jugador NO es una conducta antideportiva, tocar a un rival cuando estás luchando un balón en el aire NO es una conducta antideportiva, chocar con alguien cuando estas luchando por un balón NO es una conducta antideportiva) cuando el espíritu del reglamento es que todos los jugadores jueguen el máximo tiempo posible. Queremos que jueguen mucho para protegerlos de los entrenadores que solamente juegan para ganar y que no dan minutos a los más "flojitos" del equipo, escondemos el marcador para que no se frustren si pierden por una diferencia muy grande y para que no miren el marcador, pero los podemos descalificar por dos “faltas antideportivas” cuando en muchas ocasiones tienen suficiente con intentar ponerse delante de su jugador. Lo que estoy viendo y viviendo en este inicio de temporada no tiene sentido alguno, y me refiero a cualquier categoría, esto de las faltas antideportivas se nos está yendo de las manos.
Creo que hay que castigar siempre las malas conductas, y soy el primero que no he permitido nunca a mis jugadores según que comportamientos, gestos y demás, pero considero que de repente hemos demonizado a los niños/jugadores y los estamos castigando excesivamente. Podríamos darle una vuelta a esto y tratar de corregir algo que no ayuda a la formación, al juego ni a la evolución del mismo. Tenemos el eterno debate de que no hay que profesionalizar el baloncesto de formación, pero sin embargo les podemos arbitrar como si lo fuesen…
Creo que desde todas las partes que intervienen en la competición habría que darle una vuelta a lo que pretendemos en estas edades y alinearnos para conseguir, realmente, formar a los jugadores entre todos, que debería de ser el objetivo único.