La importancia del entrenador formador
El pasado domingo tuve mi partido habitual con el equipo premini (benjamín) que entreno esta temporada. El partido era un derbi entre los dos clubs más grandes de la ciudad. Me hacía especial ilusión jugar este partido por dos razones, la primera porque estuve trabajando en el otro club durante 4 temporadas y la segunda porque quién se sentaba en el banquillo del equipo rival era quién me acompañó durante varias temporadas tanto en un club como en el otro haciendo de segundo entrenador en los equipos a los que yo entrenaba.
He de decir que lo descubrí gracias al trabajo de coordinación en uno de los colegios de la ciudad en que él estaba entrenando un equipo junior que eran a penas un par de años menores que él. Desde allí lo llevé a entrenar conmigo al club donde ahora entreno. Siempre hemos tenido una gran sintonía y hemos trabajado con infinidad de jugadores que recuerdan aquellos años como temporadas en las que aprendieron como jugadores y, lo más importante tratándose de formación, como personas.
Evidentemente durante la semana habíamos hablado dado que ambos entrenamos equipos que en su mayoría componen jugadores de primer año y solemos comentar situaciones de los entrenamientos y partidos. Los dos nos preocupamos de lo que enseñamos, pero sobre todo de cómo lo enseñamos y de cómo nuestros jugadores lo perciben y lo interiorizan.
Vamos al partido. Para empezar, decir que, como en todas partes, la rivalidad entre los dos clubs de la ciudad existe y en los últimos años es más evidente que nunca. La verdad es que son cosas que yo no acabo de entender porque al final TODO es baloncesto y lo que nos tiene que preocupar es lo que trabajamos y cómo lo hacemos. A mí me interesa que entreno a un grupo de 14 jugadores de 8-9 años a los que debo inculcar respeto por el deporte que practican, respeto por el rival (por todos los rivales), respeto por los árbitros y que entiendan que el error es parte de la formación, este último punto a ellos pero también a los padres. Que se diviertan practicando el baloncesto, esencial para que aprendan y evolucionen.
Foto: Albert Guisasola
El partido fue bastante igualado en su inicio y no me sorprendió para nada la manera de trabajar del equipo rival dada la manera de entrenar de la persona responsable de su formación. Lo que me sorprendió, ya que no es nada habitual en los entrenadores que me encuentro jornada tras jornada, fue que, en un momento determinado del partido, al ver que sus jugadores no se miraban y salían botando sin ningún sentido, les prohibió el bote para que levantasen la cabeza y se pasasen el balón en vez de botar y jugar cada uno su partido. No me sorprendió la razón ya que nosotros lo hemos utilizado durante los primeros 3 meses de competición y aunque tiene el inconveniente de que se pierden balones al principio, te garantiza que una vez reciben el balón tienen que mirar y ver qué pasa en la pista y donde están los compañeros para poder avanzar hacia el aro rival, me sorprendió porque habitualmente todos los entrenadores están más preocupados por ganar el partido que por formar a sus jugadores.
Cómo me gusta encontrarme entrenadores que miran por la formación real de sus jugadores y no miran el resultado que refleja el acta del partido. Éstos son los que realmente forman jugadores, pero por encima de todo forman personas.
Tras el partido un desayuno los dos juntos comentando aspectos del trabajo del día a día que nos hizo recordar nuestros momentos compartiendo banquillo. Cómo me gusta el baloncesto de formación!!!