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El 15 de mayo o el día de la marmota

  • Lluís Escudero
  • 13 may 2019
  • 4 Min. de lectura

15 de mayo, las competiciones llegan a su fin y, en consecuencia, se empieza a detectar un ambiente enrarecido puesto que llega ese momento de la temporada en que los equipos/clubes dan por finalizada la temporada y empiezan a dar forma a la siguiente con lo que ello comporta. Cambios de entrenadores, cambios de jugadores, niveles de competición, nuevos proyectos.


Los padres empiezan a preguntar a entrenadores y coordinadores por la temporada siguiente, los jugadores empiezan a competir entre ellos para ver quién va a estar en el A o va a recibir “invitaciones” para probar en diferentes clubes y los entrenadores deben empezar a planificar la siguiente temporada.


Hace más de 30 años que entreno y reconozco que todavía me sorprenden estas cosas dado que me las encuentro como entrenador, pero también como padre. Puedo hablar como padre de dos jugadores que entrenan en equipos que no son, precisamente, el A del club en el que juegan. Realmente puedo decir que no me importa la letra del equipo en el que jueguen mis hijos, únicamente me importa y mucho quién será su entrenador y si va a competir en un nivel que sea el que realmente necesita o le corresponde, pero por encima de todo que disfruten de lo que hacen.



Situaciones hay muchas y muy variopintas, por ejemplo, los que han estado media temporada en “hibernación”, es decir, esos jugadores que han llegado nuevos o que ya estaban en el club y que empiezan la temporada como un tiro y a los dos meses se “apagan” hasta entrado el mes de abril cuando se avecina el final de la temporada y con ello los cambios en los equipos. Son esos jugadores que quieren demostrar que tienen el nivel para competir al máximo nivel hasta que consiguen estar en ese equipo de máximo nivel y entonces se “relajan” hasta el final de la temporada. Resumiendo, jugadores que no tienen interés por mejorar lo suficiente para esforzarse durante todo el año.


Actualmente existen jugadores con un nivel técnico muy notable y con un nivel táctico bastante bueno que no tienen uno de los mayores caballos de batalla de los entrenadores, la actitud, el esfuerzo, el respeto constante por el trabajo. Esa es una de las razones que empuja a que esos jugadores, en muchas ocasiones, no sean elegidos para formar parte del equipo A del club. ¿Y de quién es la culpa de eso? Evidentemente no hay un solo culpable, aunque hay una parte que creo que tiene gran trascendencia en esto.


En este punto entra en juego la figura del padre del jugador que, evidentemente, no suele estar de acuerdo con la decisión del entrenador o coordinador porque cree que tienen algo contra su hijo al no decantarse por él para formar parte del equipo A. No suelo hablar demasiado sobre estos temas, aunque puedo decir que recibo llamadas en diferentes momentos, de padres que quieren saber y “creen saber” que su hijo debe estar en el equipo A del club porque tiene nivel suficiente. Todo esto crea unas expectativas en el jugador que se ve reforzado por ese pensamiento paterno y entra en ese estado de inquietud y nerviosismo por no saber si será o no elegido para formar parte del equipo en cuestión.


Actualmente, y esto es una opinión personal, existe una tendencia exagerada a la sobreprotección de los niños que genera, en la mayoría de las ocasiones, problemas de “conducta” a la hora de asumir las responsabilidades que requiere la práctica de un deporte de equipo. Los niños están acostumbrados a conseguir todo lo que quieren sin apenas esfuerzo debido a que se les da todo y no valoran lo que significa ese esfuerzo. Tenemos un gran problema para que entiendan que un equipo es un grupo de personas que trabajan para conseguir un mismo objetivo y que deben esforzarse cada día y cada uno el máximo posible para poder conseguir ese objetivo. Cuando creen que ese objetivo tiene una dificultad que no tenían prevista se frustran y dejan de trabajar porque es un objetivo para el que deben esforzarse demasiado y no están acostumbrados a ello.


Los padres estamos cometiendo ese error que, aunque lo hacemos pensando que estamos haciendo un bien a nuestros hijos, lo único que hace es que nuestros hijos crean que todo se puede conseguir solamente pidiéndonos ayuda. No creen que deban esforzase ellos porque nosotros se lo vamos a solucionar. Pequeños detalles como prepararse la bolsa de entrenamiento, prepararse la botella de agua para el entrenamiento, cargar con la bolsa al final del entrenamiento, gestionar o responsabilizarse ellos mismos de sus pequeños problemas con el entrenador (recordemos que los entrenadores entrenamos a los niños no a los padres) deben ser capaces de gestionarlos ellos mismos y solamente acudir a los padres en caso de un problema grave, hacen que se den cuenta de que “ELLOS” tienen una responsabilidad cuando pasan a formar parte de un equipo. A estas alturas la mayoría de los niños de 11 años dispone de un móvil, un perfil en una red social o una videoconsola para jugar online pero no son capaces de hablar con su entrenador de una posible falta o un posible problema.


Creo que por esa razón tenemos ciertos problemas en que los jugadores creen que deben estar en el mejor equipo y con el mejor entrenador, pero no son conscientes de lo que significa a nivel de trabajo el estar ahí.

Cada jugador tiene un nivel técnico, táctico, físico y psicológico que se debe de tener en cuenta a la hora de colocarlo a competir en un equipo. El nivel donde compita debe de ser acorde a su nivel global como jugador para que no acabe frustrándose durante la temporada. Un jugador que forma parte de un equipo en el que está por debajo del nivel general del equipo y de la competición es posible que acabe jugando menos de lo que cree que debería jugar y frustrándose con el problema que genera y que se podría haber evitado si se le hubiese puesto en otro equipo con un nivel acorde al suyo mismo.


Habrá quién me diga que el entrenador también tiene su parte de culpa si ese jugador no juega lo suficiente y, probablemente, tendrá razón, pero ese es otro tema que deberíamos tocar más ampliamente porque estamos hablando de la formación y aquí hay mucho que hablar y muchos que dicen una cosa y luego hacen otra.


コメント


 opinión: 

 

Acostumbro, desde mis inicios, a entrenar, sobretodo, equipos de formación. Entiendo que la formación es la base que tiene cada jugador para construir su manera de expresarse en la pista.

Lo que será el jugador cuando llegue a senior depende de lo que se haya trabajado con él en edades tempranas de formación.

Actualmente hay una tendencia a apostar por los resultados y los títulos a costa de ese tiempo de formación.

 próximos eventos: 

 

Campeonato de España de Selecciones Autonómicas de Minibasket (San Fernando)

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