Jugadores de formación
- Lluís Escudero
- 30 ago 2018
- 2 Min. de lectura
No por muchos años de experiencia dejan de sorprenderme determinados comportamientos. Si una cosa tengo, y siempre he tenido, clara es que siempre que, como entrenador, debo tomar una decisión la debo tomar analizando todas las variables y siempre mirando por el bien de cada uno de los jugadores.
Me molesta esa actitud de los padres en la que parece que intentas perjudicar a su hijo. A un entrenador NUNCA se le pasa por la cabeza el perjudicar a ninguno de sus jugadores, todo lo contrario, y quién piense eso es que no sabe lo que significa ser entrenador.

Cuando empiezas a trabajar con un grupo, a conocer, etc. lo único que buscas es la mejora en todo lo posible y en todos los aspectos, porque no olvidemos que los entrenadores somos, por encima de todo, formadores de personas. Personas con unas habilidades que les permiten practicar un deporte. Nuestro trabajo es ampliar y mejorar esas habilidades para que sean capaces de utilizarlas en cada situación que se encuentren en la pista.
Cada padre mira únicamente a su hijo, no se para a pensar que su hijo forma parte de un grupo que trabaja una serie de horas a la semana para mejorar individualmente, pero sobre todo, como grupo, como equipo. Cuando hay jugadores que son egoístas en su juego perjudican seriamente el funcionamiento del grupo. Pero si además recriminan constantemente a sus compañeros o a los árbitros cuando ocurre algo en la pista y ellos siempre tienen razón, nos encontramos con jugadores poco “entrenables” y con una gran dificultad para corregir sus actuaciones.

Suele pasar que esos jugadores están respaldados, desde casa, por sus padres. En muchas ocasiones “comprando” puntos, desprestigiando a compañeros o al mismo entrenador. Vemos gradas con padres grabando a su hijo para después corregirle, tomando estadísticas que luego muestran a sus hijos haciendo que todo eso convierta al jugador en más egoísta todavía.
Las estadísticas, en formación, sirven de poco. Solamente como mera información (quizás para el entrenador) pero NUNCA en una guía de actuación. Esas estadísticas hacen mucho daño a los jugadores, pero se utilizan muy a menudo por esos padres a los que les importa poco el equipo y demasiado lo que haga su hijo.
En resumen, me sorprende enormemente que estas cosas sigan pasando en los tiempos en que estamos, pero está presente en nuestras pistas y hay que convivir con ello o intentar cambiarlo. La tarea es harto difícil y topa, muchas veces, con el pensamiento de mucha gente, pero debemos tener claro hacia donde queremos ir y qué queremos trabajar con nuestros jóvenes jugadores.
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