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Nos Estamos Volviendo Locos

  • Lluís Escudero
  • 14 jun 2018
  • 3 Min. de lectura

Estamos en un momento de la temporada en que se producen infinidad de movimientos de jugadores y jugadoras de formación que van de su club a otros clubes. Esta práctica era relativamente escasa hace algunos años, pero actualmente se ha convertido en práctica habitual con todo lo que ello conlleva.


En la actualidad los primeros contactos de algunos clubes con jugadores y jugadoras de formación se producen nada más empezar el año, es decir, sobre el mes de enero o febrero, aunque también hay quién lo hace antes. Teniendo en cuenta que hablamos de jugadores y jugadoras de formación me parece una auténtica aberración. Cuando hablo de formación, en este caso, me estoy refiriendo a categorías de premini y mini.


Normalmente esos contactos se producen desde el club que pretende el “fichaje” hacia los padres de dichos jugadores, pero no acostumbran, en el 99% de casos, a contactar con el club de origen del jugador. Ésta es una acción habitual en la práctica totalidad de los contactos con el fin de que el club de origen no se entere y poder llevarlo en “secreto” hasta el momento en que finaliza la temporada y anunciarlo al club.


Existe un mínimo grupo de clubes que deciden contactar con el coordinador o director técnico antes de llamar al jugador o jugadora. En teoría debería ser todo el mundo quién lo hiciera, pero es evidente que eso no es así.


Puestos en situación y hablando de formación me sorprende sobremanera encontrar jugadores en edad mini con hasta cinco “ofertas” de diferentes clubes para incorporarlo a su equipo. Estamos hablando de niños de 11 años a los que tratan como si fuesen profesionales y a los que intentan captar ofreciendo cosas muchas veces inverosímiles.



Esta práctica era habitual, hace años, de los equipos/canteras ACB, con el tiempo eso fue cambiando y ahora cualquiera se atreve a ponerse en la piel de un director de cantera. La cuestión que se me plantea, aceptando que todos buscamos incorporar jugadores en algún momento, es si esas ofertas se trasladan a los jugadores en base a algún objetivo a nivel formativo individual o por el contrario con el objetivo de obtener un equipo muy potente para aspirar a “ganarlo todo”.


Podría poner la mano en el fuego y afirmar que, por regla general, muy pocos de esos clubes ofrecen una planificación con objetivos a nivel de formación del jugador. Se suelen plantear objetivos a nivel de resultados, de jugar campeonatos, entrar en selecciones, entrar en PDP, etc.


Hace unos años se publicó un código ético desde la Federació Catalana de Bàsquetbol que suscribieron y firmaron la práctica totalidad de los clubes que forman parte de esa Federació. La realidad es que se ha continuado, incluso en un grado aún mayor, haciendo lo mismo que se hacía antes. Se han intentado poner algunos impedimentos a ciertos cambios para dificultar ese trabajo de captación de algunos clubes, pero al final todo queda en prácticamente nada.


Queda el último eslabón de la cadena, los padres de los jugadores y jugadoras. Si los clubes contactan y venden sus bondades en el otro lado se encuentran los padres. Los hay de muchos tipos, desde los que únicamente acompañan y deciden en función de las necesidades de su hijo hasta los que lo hacen en función de si el equipo que lo ha llamado es mejor y jugará o ganará la competición.



Los primeros buscan, en caso de no tener el nivel necesario en su club de origen, un club donde sus hijos puedan desarrollarse como jugadores y puedan competir en el nivel que les corresponde. En el caso de los segundos el desarrollo y la formación pasa a un segundo plano y se fijan solamente en que el nivel sea el más alto posible y que haya un super equipo sin pararse a pensar si es la mejor opción para su hijo; lo más importante es “figurar” entre los grandes. Estar en el mejor equipo no te garantiza la mejor formación.


Visto con la perspectiva que me dan los años creo que nos estamos volviendo locos. Los jugadores de formación ni son profesionales ni debemos tratarlos como tales. Sería bueno darle unas vueltas a todo esto para ver de qué manera podemos ayudar y ayudarnos para no destrozar el baloncesto de formación. Quizás algún foro como El Día del Entrenador que organiza cada final de temporada el Comitè Tècnic de la FCBQ sería un buen lugar para debatirlo y llegar a algún compromiso a este nivel. Me consta, además, que en otras federaciones del Estado también hay unas jornadas parecidas a estas.

Comments


 opinión: 

 

Acostumbro, desde mis inicios, a entrenar, sobretodo, equipos de formación. Entiendo que la formación es la base que tiene cada jugador para construir su manera de expresarse en la pista.

Lo que será el jugador cuando llegue a senior depende de lo que se haya trabajado con él en edades tempranas de formación.

Actualmente hay una tendencia a apostar por los resultados y los títulos a costa de ese tiempo de formación.

 próximos eventos: 

 

Campeonato de España de Selecciones Autonómicas de Minibasket (San Fernando)

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