Los entrenadores jóvenes y la responsabilidad de los clubs

La mayoría de nosotros conocemos entrenadores muy jóvenes que empiezan a dar sus primeros pasos en el mundo de los banquillos. A menudo podemos oír algunas frases como “este entrenador es demasiado joven” por parte de aficionados al baloncesto. La mayoría de los clubs ponen a sus entrenadores en función de sus necesidades y, en ocasiones, estas necesidades hacen que se coloquen entrenadores en equipos para los que no están suficientemente preparados, y habitualmente son equipos de base, de formación. Entrenar un equipo de base no es una tarea fácil y es una gran responsabilidad que no podemos dejar en manos de cualquier entrenador. El entrenador de base es un formador, no sólo de baloncesto sino de valores, de esos valores que harán de nuestros jóvenes jugadores mejores personas a través del deporte.

Los buenos entrenadores, con más experiencia, habitualmente acostumbran a dirigir los equipos más grandes del club o los que pueden jugar al máximo nivel porque pueden obtener resultados y porque los clubes los buscan para ello. Sería ideal que esos entrenadores, los mejores entrenadores y con más experiencia, estuviesen implicados en los equipos de formación para ayudar a formar, por un lado a los jugadores de la base y por otro lado a los entrenadores jóvenes que en un futuro deberán llevar los equipos del club. Esto tiene sus dificultades dado que estos entrenadores con experiencia normalmente tienen unos horarios un poco “complicados” para poder entrenar equipos de base, que acostumbran a tener horarios de entrenamiento en las primeras horas de la tarde, pero en algunos casos seguro que se puede conseguir. De esta manera se puede hacer este doble trabajo de manera que esos entrenadores noveles pueden coger una confianza y unas ideas claras de qué y cómo podrán trabajar cuando estén al frente de un grupo de trabajo.

Se dice que no hay entrenadores, que es muy difícil encontrar buenos entrenadores y que muchos de los que hay son demasiado jóvenes y con poca experiencia. Los entrenadores, de la misma manera que los jugadores, se deben “hacer”, se deben formar. Siempre encontraremos algún entrenador que “lo lleva dentro” aunque de todos modos se tendrá que formar, pero en general es una responsabilidad de los clubs y los coordinadores y Directores Técnicos el moverse para hacer buenos entrenadores y no tener que ir a buscarlos fuera del club, o por lo menos hacerlo lo menos posible. El club, o el coordinador o DT, debe ver cuándo un jugador tiene algo especial que puede hacer que sea un buen entrenador e intentar formarlo como tal.

Si se selecciona correctamente se puede conseguir, en un alto porcentaje, acertar en las personas a trabajar y disponer de entrenadores en poco tiempo. Debemos pues incidir en esa formación al lado de un entrenador con experiencia, que le dé oportunidad de ir haciendo progresos poco a poco con el grupo. Un par de temporadas como entrenador ayudante serán un buen inicio. Después dar la responsabilidad de llevar un grupo debidamente supervisado por el coordinador será el primer paso para conseguir un entrenador.

Actualmente existe una cantidad ingente de información en la red que puede servir para trabajar con un equipo de base aunque será necesario saber filtrar y seleccionar lo que puede servir y lo que no. Lo que antes era una ardua tarea de búsqueda de información, ejercicios o cualquier cosa relacionada con el baloncesto y cómo enseñar los diferentes fundamentos ahora es fácilmente recopilable en la red. También existen infinidad de aplicaciones que nos hacen la tarea más sencilla a la hora de planificar nuestra temporada o sesión de entrenamiento. A todo ello debemos añadir la ambición que pueda tener ese entrenador por formarse y asistir a los diferentes clínics, charlas y demás eventos encaminados a la formación del entrenador.

Es una gran responsabilidad la que tienen los clubs en este sentido como también la tienen esos entrenadores con más experiencia que hay en todos los clubs. Si tienes gente en tu grupo de trabajo pero no tiene ningún tipo de responsabilidad dentro del grupo, lógicamente, no sirve de nada ni para el grupo ni para esa persona que necesita formarse.