Incidencia del entorno en el jugador de formación (II)

Después de la publicación de la primera parte en que hablaba de los padres y entorno familiar, hoy le toca el turno a los entrenadores, directores técnicos y coordinadores.

ENTRENADORES

Estamos ante una parte importantísima en la formación del deportista, en su formación como persona, en la transmisión de los valores del deporte y que deben hacer de nuestro deportista un gran deportista pero también una gran persona. El deporte nos transmite unos valores esenciales para la vida cotidiana de una persona.

Hay varios tipos de entrenadores pero voy a hablar, sobretodo, de dos, los formadores y los resultadistas o, como bien los llamaban en un artículo hace unos años, los “cerradores de actas”. Partiendo de la base de que es responsabilidad del club, y en consecuencia del director técnico o coordinador, la elección del entrenador adecuado para cada edad y categoría, podemos distinguir, básicamente, esos dos tipos de entrenadores. De los formadores hay dos tipos, los que realmente se dedican a formar a sus deportistas y se preocupan en todo momento de planificar correctamente todos los detalles a trabajar para la mejora de sus jugadores y los que dicen que son formadores pero a la primera ocasión se convierten en resultadistas. De los primeros no abundan y son los que transmiten, realmente, los valores del deporte y forman a sus deportistas sin importar el resultado de un partido determinado. Podríamos denominarlo formación integral del deportista. Los resultados llegan como consecuencia del trabajo realizado. Trabajan con una planificación y unos objetivos marcados desde un inicio. Lógicamente esa planificación varía ligeramente en función de la capacidad de los jugadores para llegar a conseguir los objetivos propuestos. Estos entrenadores acostumbran a recibir críticas por no “ir a ganar los partidos”. Volvemos a olvidar que los jugadores deben empezar a entender el juego y lo que pasa en la pista.

Luego están los que dicen que son formadores pero les puede más esa parte de entrenador profesional tipo NBA intentando “promocionarse” como un gran entrenador y eso les lleva a valorar el resultado por encima de la formación, muchas veces sin pensar en las consecuencias que comporta eso. Como he escrito antes, los cerradores de actas, que lo dan todo por cerrar el acta cuanto antes, y si el equipo rival no consigue anotar mejor. Lo que transmiten al jugador es que no importa la manera si al final se consigue el objetivo de ganar el partido. Los resultadistas simplemente “utilizan” a SU equipo para promocionarse y demostrar lo bien que trabajan a través de los grandes resultados que consiguen a costa de sacrificar la formación de los jugadores. Buscan fichar por un equipo potente enseguida porque van a tener más visibilidad y van a llegar arriba. La realidad es que, muchas veces, ni llegan ni “hacen” buenos deportistas. Acostumbran a denominar al equipo que entrenan como SU equipo y no entienden que entrenan un equipo del club en el que están desarrollando su trabajo con lo que ello conlleva. A menudo tienen problemas con otros entrenadores de la entidad porque no entienden eso de que hay que ceder jugadores aunque ellos exijan eso cuando lo consideran necesario.

¿Es toda la culpa de los entrenadores? Evidentemente hay casos de todo tipo pero es cierto que muchas veces se ven presionados por los clubes, los coordinadores y directores técnicos, los directivos o por los padres. Si bien hemos hablado de los padres y su presión en el anterior apartado no lo hemos hecho de los clubes, los coordinadores o directores técnicos y de los directivos. Ellos tienen mucho que ver en el buen hacer del entrenador y, si practican esa presión por los resultados, pueden hacer que el entrenador, más todavía si es joven y se está iniciando, ceda a esa premisa en vez de mantenerse firme en la planificación a través de la formación y los objetivos marcados. Está claro que depende de la filosofía del club la manera en que pueden trabajar los entrenadores.

DIRECTORES TÉCNICOS Y COORDINADORES

Son los que marcan las directrices de trabajo con los equipos del club. Ellos deben ser el máximo apoyo del entrenador en su trabajo con los deportistas. Deben ser los que trabajen en la planificación conjuntamente con el entrenador para conseguir los objetivos marcados a nivel formativo y hacer que el entrenador cumpla con esos objetivos marcados. La filosofía del club depende directamente de los directores técnicos y coordinadores por lo que serán los responsables directos del trabajo y la evolución de los deportistas que hay en el club y, por supuesto, de los entrenadores.

También en este apartado existen diferentes tipos de directores técnicos y coordinadores. Esta figura, que en muchos clubes solamente sirve para llevar los papeleos y demás gestiones, es más importante de lo que parece. En algunos casos solamente sirve para figurar y no hacen el trabajo que realmente les corresponde. Los coordinadores que solamente se pasean por las pistas y buscan en los demás clubes jugadores para fichar son los que acostumbran a tener entrenadores que únicamente buscan resultados y progresar a costa de ir fichando cada temporada en vez de formar jugadores para incrementar el nivel de sus equipos. Como hablamos de deporte de formación entiendo que una estructura de “fichajes” tan profesionalizada no ayuda puesto que no hablamos de profesionales que se dedican al deporte como medio de vida.

Ellos son una parte de lo que ocurre, a partir del mes de marzo, en el mundo del baloncesto de formación. A partir de esas fechas todo se convierte en un mercadeo de jugadores arriba y abajo en el que cada coordinador o director técnico “vende” las bondades y ofrece el cielo para conseguir a esos jugadores que le darán el éxito pero que si no funcionan se irán a la calle en una o dos temporadas. Eso genera que un porcentaje de esos jugadores acaben dejando su deporte porque entienden que han fracasado. Entre estos personajes y los de los padres/representantes/agentes se abre la veda de “a ver quién me ofrece más” para cambiar de equipo. Esto genera que jugadores de categorías mini, preinfantiles o infantiles hayan pasado ya por 3 o 4 clubes en busca de… ¿campeonatos? Quizás debieran preocuparse más de qué y cómo están formando a estos niños.

Se está poniendo de moda entre muchos clubes, directores técnicos y entrenadores ofrecer al jugador o a los padres del jugador, aparte de jugar y no pagar las cuotas que pagan el resto, una beca para ir a jugar y estudiar a EEUU cuando sea el momento. La pregunta que me surge es si estos jugadores continuarán jugando “cuando llegue el momento”, no olvidemos que estamos hablando de jugadores en formación y que suelen tener entre 9 y 14 años.

Por lo tanto hay que ser muy cuidadosos a la hora de tratar este tipo de cambios. Es evidente que la mayoría de los clubes hacen algún cambio cada temporada pero hay maneras de hacerlo y explicarlo si ello va dirigido a una mejora en la formación del jugador y no dejarse cegar por un ofrecimiento de una beca en EEUU que, en la actualidad y en el momento adecuado, se puede obtener con relativa facilidad.

También ellos pueden estar presionados desde los clubes para que los equipos obtengan unos determinados resultados. Acostumbran a haber directivos más preocupados por si se gana o si se pierde que por otras cosas más importantes para el club. El resultado puede ser un indicativo para el club en el caso del primer equipo pero nunca en el caso de equipos de formación.