BALONCESTO O NO
- Lluís Escudero
- 28 sept 2016
- 3 Min. de lectura
Hace muchos años que estoy inmerso en este deporte que me apasiona, o quizás, que me apasionaba. Ahora que empiezan las competiciones y ha pasado esa época estival en que todo se vuelve incontrolable voy a escribir mis sensaciones. Siempre tuve la sensación de que me enamoré de un deporte que actualmente tiene poco de lo que tenía entonces. Después de 32 años entrenando, coordinando o simplemente colaborando con cualquier actividad relacionada con el baloncesto, llega un momento en que me inundan infinidad de preguntas. Creo que es el momento, tras ese período vacacional, de plasmar en unas líneas el pensamiento que tengo al respecto de este deporte en la actualidad.
Partamos de la base de que todos los clubs, al final de la temporada, intentan reforzar sus equipos. También podemos partir de la base de que hay quién se pone como objetivo un resultado determinado y quién se pone como objetivo mejorar la formación deportiva y técnica de sus equipos. Esa es una opción que cada entidad debe valorar aunque en deporte de formación creo que debería primar,precisamente eso, la formación y no el resultado de la competición.

El baloncesto ha cambiado, ha cambiado y con él todo su entorno, desde los dirigentes, directores técnicos, entrenadores hasta los jugadores, padres y demás acompañantes. Nos hemos vuelto locos de un tiempo a esta parte. Cuando llega el mes de abril empiezan los movimientos y empieza la locura.
Esta locura me lleva a preguntarme si realmente quiero formar parte de todo esto. Cuando empecé en el baloncesto lo hice porque me encantaba entrenar, enseñar, formar. Me pasaba las tardes en el colegio entrenando o mirando entrenamientos para aprender ejercicios que me sirviesen y aplicarlos en mis equipos. Aprendí de entrenadores, algunos grandes entrenadores como Joan Montes, que llegó a dirigir el primer equipo del FC Barcelona a parte de ser Director Técnico de la cantera.
Más tarde empecé a ver jugadores, que había entrenado en sus inicios, competir en categorías profesionales. Con todos ellos me une una gran amistad tras tantos años y me siento verdaderamente satisfecho y honrado de haber podido entrenarlos en algún momento de sus años de formación.
Lo que me llevó a entrar en este deporte ha desaparecido a día de hoy. Cada final de temporada me parece más vergonzoso para las personas que queremos a este deporte. El mundo del baloncesto se ha vuelto un mercadillo de tres al cuarto, un mercadeo de jugadores en que todo el mundo vende lo que quiere, sea cierto o no. Todo el mundo desacredita el trabajo del vecino y la calidad de su trabajo (por cierto, el colectivo de entrenadores está muy lejos de estar unido por muchos esfuerzos que se hagan para cambiarlo desde muchos ámbitos).
Creo sinceramente que necesitamos una reflexión para saber si realmente es ésto lo que buscamos en nuestros clubes viendo en lo que se ha convertido el baloncesto.
Cuando compañeros entrenadores o coordinadores intentan desacreditar el trabajo hecho para poder fichar al jugador de turno diciendo o vendiendo las bondades de su club, llegando incluso a las descalificaciones hacia el entrenador o la entidad de la que forma parte creo que hemos llegado al límite de lo que entiendo por honestidad en el deporte. Quizás necesito verlo desde otro punto de vista. Creo que desde dentro no me gusta lo que veo alrededor y por esa razón me he planteado en varias ocasiones si, realmente, merece la pena continuar formando parte de este sinsentido.
He visto, en muchas ocasiones, escritos y entradas en blogs en que hablan de este tema. Curiosamente todo el mundo acusa al resto pero lo suyo es maravilloso. Todo el mundo vende proyectos y programas maravillosos que luego hay que ver si se cumplen o no. Yo no sé en qué punto me perdí pero me parece lamentable vender según qué cosas cuando no las puedes controlar. Tan difícil es ser honesto con la gente y ofrecer lo que realmente tienes o puedes ofrecer? Todo lo que no puedes controlar son pájaros volando.
Entiendo el baloncesto de otro modo y no me gusta el rumbo que toma y que estamos dejando a los jóvenes que llegan.
Lo dicho, creo que necesitamos un período de reflexión en todos los ámbitos de nuestro deporte.
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